He leído mucho y te puedo recomendar también muchos libros. Pero ahí no está la respuesta.
La respuesta está en algo que parecería intangible.
Te voy a responder contándote "la anécdota".
Algunas veces entro al consultorio, me siento en mi silla, que es suficientemente cómoda, el paciente se sienta, empieza a hablar o se queda en silencio. Estoy a la espera, no sé que va a pasar, te podría decir que es como meterte al cine a una película sin saber el título ni haber leído las reseñas, estás ahi, frente a la pantalla, esperando qué historia te van a contar.

Pasan algunos minutos, a veces lo que cuenta el paciente de inicio no hace sentido dentro de mí, sigo a la espera.
De pronto, aparece, un sentimiento, una emoción, una imágen. Una emoción comienza a surgir, en él, en mí, o entre ambos. Y empezamos a dialogar de forma viva, la cosa fluye, los sentimientos afloran, vienen recuerdos, acuden películas, caricaturas, libros, video juegos, mascotas, distintos personajes o creaciones se dan vida en el consultorio. Y ahí ocurre algo, ahí estamos viviendo algo nuevo, re escribiendo la historia, o escribiendo una nueva. Algunas veces tengo ganas de llorar, a veces río o reimos juntos, o el paciente llora, o se enoja, o descubre su valor.

¿Cómo funciona el psicoanálisis? No estoy diciendo que no haya una ciencia detrás, como psicoanalista he hecho largas horas de supervisión, estudio y mi propio análisis. Pero cuando estoy en el consultorio, la verdad que en el mejor de los casos, me voy a atrever a decir (y no lo tomen literal por que me van a crucificar) que entro en trance. Me presto a la sorpresa.

Y AMO PROFUNDAMENTE ESTO QUE HAGO.
Gracias por confiar en mi a mis pacientes y gracias a Dios por regalarme algunos dones.